jueves, 6 de septiembre de 2012

LA CRITICA CONSTRUCTIVA



La crítica se asocia generalmente al dedo acusador que señala nuestras faltas y defectos. 
No hay mejor manera de conseguir que alguien se "cierre" y adopte una actitud defensiva que señalarle sus errores, si es posible en tono de reproche o censura. Se dirá que esta reacción depende de la susceptibilidad de quien recibe el mensaje, y es verdad. Algunas personas se ofenden fácilmente cuando son confrontadas con sus fallas, mientras que otras escuchan con atención e interés este tipo de comentarios.

 Sin embargo, el modo como se formula la crítica lleva también parte de la responsabilidad.
Algunos señalamientos constituyen formas de descargar la ira sobre otra persona, alimentada tal vez por resentimientos largamente acumulados. El crítico se propone demostrar a su interlocutor -pareja,pariente, amigo- lo malo o injusto que fue. En otros casos, el cuestionamiento toma la forma de una sugerencia o de un pedido. Aquí la finalidad es promover un cambio en el comportamiento del otro, o al menos inducirlo a reflexionar sobre tal posibilidad.
 ¿Por qué algunas críticas generan resistencia o malestar y otras, en cambio, favorecen el diálogo y el intercambio de ideas? Examinemos brevemente los siguientes ejemplos, los cuales ilustran tres modos de formular el mismo planteo:
"Sos un egoísta, sólo te interesan tus cosas."
"Me molesta que me interrumpas y cambies de tema cuando te cuento algo."
"Me gustaría que me escucharas y que formularas alguna pregunta o comentario cuando te comento cómo me fue en el trabajo. De ese modo sentiría que te interesa lo que digo y estaría más dispuesta a prestarte atención cuando me cuentes tus cosas."
El primer enunciado califica a la otra persona de egoísta y no le indica cuál es exactamente la conducta cuestionada ni qué debe hacer para modificarla. Lo más probable es que el receptor de la crítica procure defenderse y demostrar lo injusto del reproche, acusando a su vez a quien realiza el planteo.

En el segundo caso la crítica se centra en lo que el otro hace y no en lo que el otro es. En lugar de cuestionar globalmente a la otra persona aludiendo a su presunta condición de egoísta, describe con claridad y precisión el comportamiento que debe modificarse. Para quien recibe el mensaje resulta más fácil admitir que se conduce equivocadamente en alguna situación, por ejemplo que interrumpe ocasionalmente a su compañera, que reconocer un rasgo de su personalidad tal como el egoísmo.

De manera similar, el tercer ejemplo pone énfasis en una conducta específica y no en la personalidad global del aludido. Sin embargo, en vez de señalar el comportamiento censurado (aquello que me molesta) describe directamente la conducta alternativa que se sugiere (lo que me gustaría que hiciera). 
Es un planteo positivo, porque propone un comportamiento concreto a la otra persona y le indica cuáles son sus ventajas, en lugar de focalizarse en lo inadecuado de su conducta actual.

Con frecuencia callamos nuestro disgusto con actitudes de familiares o seres queridos por temor a ofenderlos o a generar una pelea. Al actuar de ese modo quedamos molestos o resentidos por no haber expresado nuestra discrepancia y privamos a la otra persona de una información que puede resultarle útil. 
Proponer conductas alternativas nos permite formular sugerencias concretas y respetar,al mismo tiempo, la integridad y dignidad de nuestros semejantes. Más que una técnica de comunicación, el hábito de la crítica constructiva supone un encare pragmático de las relaciones interpersonales y una apuesta al individuo como agente potencial de su propio cambio.



* Del libro: «60 mentiras que nos complican la vida», Dr. Alberto Chertok. Centro de Terapia Conductual,

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