jueves, 22 de noviembre de 2012

EL SABIO Y EL REY


Me contaron una historia sobre un sabio griego.
 Por alguna razón, el rey estaba enemistado con él.
 Había una conspiración en la corte y era el cumpleaños del sabio. Estaba celebrándolo con sus amigos. De pronto a primera hora de la tarde, llegó un emisario del rey y le dijo al sabio: «Perdonadme, se me hace difícil decíroslo, pero el rey ha decidido que esta tarde a las seis en punto seréis ahorcado.
 Así que procurad estar preparado para las seis.» 

Los amigos del sabio estaban allí, sonaba la música, había bebida, comida y baile. Era su cumpleaños. 
El mensaje cambió por completo el ambiente.
 Todos se pusieron tristes.
Pero el sabio dijo: «No os pongáis tristes porque esta va a ser la última fiesta de mi vida. Así que, completemos el baile que estábamos bailando y completemos la fiesta que estábamos celebrando. Ya no tendré más posibilidades, no podremos completarla en el futuro. Y no os despidáis de mí con este ambiente tan triste; si lo hacéis mi mente suspirará por la vida una y otra vez y la música interrumpida y la fiesta suspendida se convertirán en una carga para mi mente. No hay tiempo para interrumpirla ahora.»
 Por consideración a él siguieron bailando pero se les hacía difícil. 

Él era el único que bailaba cada vez con más energía; solo él vivía la fiesta... pero los demás no estaban por la labor. 

Su mujer lloraba pero él seguía bailando, seguía charlando con sus amigos y estaba tan contento que el mensajero volvió con el rey y le dijo: 
«Qué hombre más raro. Ha oído el mensaje, pero no se ha entristecido. Se lo ha tomado de un modo muy diferente... absolutamente inconcebible. Está riendo y bailando, está de fiesta y dice que como estos momentos son los últimos y no tiene futuro no puede despreciarlos... tiene que vivirlos.»
 El propio rey fue a ver lo que estaba ocurriendo. Todos estaban tristes, llorando. Sólo el sabio seguía bailando, bebiendo, cantando.
 El rey le preguntó: «¿Qué haces?» 
El sabio respondió: «Este ha sido el principio que ha regido mi vida: Ser consciente en todo momento de que la muerte puede llegar en cualquier instante. Gracias a éste principio he vivido cada momento tan intensamente como era posible. Pero naturalmente, hoy lo habéis dejado tan claro... Os estoy agradecido porque hasta ahora sólo pensaba que la muerte puede llegar en cualquier instante. Era sólo un pensamiento. En alguna parte, agazapado estaba el pensamiento de que no iba a ocurrir en el próximo instante. El futuro estaba ahí. Pero vos me habéis privado por completo de futuro. Esta tarde es, la última.
 La vida es tan corta que no puedo aplazarla.»
 El rey se impresionó tanto que se convirtió en discípulo de aquel hombre. «¡Enséñame! -le dijo, Esto es la alquimia. Así es como debe vivirse la vida. Esto es el arte. Enseñame cómo vivir el momento.»

(Osho)

No hay comentarios: